martes, 19 de octubre de 2010

Juegos para el sábado

El sábado vamos a misionar nuestra zona y después a las 17:00 a jugar con los chicos de la capilla San Francisco de Sales. Les propongo que esta semana se junten de a grupitos entre ustedes y lleven para el viernes algunos juegos armados para llevar el sábado.¿les parece? Así nos ahorramos tiempo en la reunión y ya tenemos todo medianamente organizado.
les dejo unos links para los juegos

http://www.marianistas.org/juegos/Juegos_para_veladas.pdf 
http://www.marianistas.org/juegos/
http://www.pjcweb.org/animacion_dinamicas.htm

y les dejo esta reflexión:

Y tú, ¿qué reflejas?
Miguel Segura
Un día llegó a un pueblito de la Cordillera un grupo de escaladores procedentes de alguna ciudad de la República. Ciertamente fue un evento de lo más insólito. No estuvieron allí más de tres horas, pero me tocó ser testigo de un acontecimiento muy singular que no podré olvidar fácilmente. ¡Ah!, se me olvidaba decirles que en ese pueblito nunca vi espejos.
Mientras los montañeros reposaban un poco, una de las muchachas sacó de la mochila un espejito de mano. En unos instantes se vio rodeada de un ejército de niñas pequeñas que la miraban en silencio abriendo y cerrando los ojos con la solemnidad que da el asombro. Nunca habían visto un espejo.

- ¿Qué es eso que tienes en la mano? - le preguntó la más pequeña señalando el espejo con su dedo regordete.

- ¿Esto?... ¡Un espejo! - dijo la muchacha - ¿Nunca habías visto uno?

El grupo de niñas negó al unísono moviendo la cabeza y sin separar la vista de aquel objeto maravilloso. Verlas era un espectáculo encantador e incluso la escaladora, acostumbrada a grupos de admiradores, quedó prendida de su sencillez.
- ¡Qué cosas! - dijo - Tú nunca has visto uno y yo no podría vivir sin él... toma, te lo regalo.
Y entregó el espejito a la más pequeña. La niña clavó los ojos en su mano, asombrada, después sonrió y mirando intensamente a la chica le dio un sonoro beso en la mejilla.

Pero después de unos momentos la niña volvió y entregó el espejo.
- ¿Qué pasó? - dijo la escaladora - ¿No lo quieres?

- No, es que... ¡en éste sólo aparece mi cara! - respondió la niña - Verse a sí misma todo el tiempo es muy aburrido... ¿no tienes otro donde aparezcan mi papá, mi mamá y mis amigos?

Y a ti, ¿qué tipo de espejo te haría feliz?
Quizá valga la pena entregar el espejo que tienes...

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