Chicos, primera experiencia formal en nuestra misa de jovenes. Los felicito, el primer paso es siempre el mas dificil así que no nos detengamos.
Saqué algo muy importante de lo que decia la segunda lectura y lo comentó el padre la homilia. "El que se crea muy seguro,¡cuídese de no caer!
Por eso va esta reflexión sobre el tema que nos va a enriquecer bastante. (comentarios?)
"A nadie agrada la persona falsa y soberbia, huimos de tales personas y evitamos tratar con ellas.
Tampoco a Dios agrada la falsedad y la soberbia. Dios ama al humilde y sincero: “la gente falsa se aparta de mí y nunca apruebo al malvado. Al que difama en secreto a su prójimo lo hago desaparecer; al de mirada altiva y corazón soberbio no lo puedo soportar”, (Sal. 101:4-5). Humildad proviene de la palabra latina “humus”, que significa tierra. Humilde es la persona que tiene sus pies en la tierra, consciente de sus limitaciones, debilidades y pecado, no se eleva, no se infla sino que se reconoce que es tierra y que a ella regresará, (Gen. 3:19). El soberbio siempre es falso, porque se arroga roles y cualidades que no posee, por eso se lo denomina arrogante.
En la Biblia encontramos dos personajes que encarnan la humildad y la soberbia-falsedad: El publicano y el fariseo.
El publicano se presenta en el templo con humildad: “manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: '¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador!”, (Lc. 18: 13).
El fariseo no solo es falso y soberbio, sino que también desprecia y juzga a su prójimo: “El fariseo, de pie, oraba así: 'Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano”, (Lc. 18:11).
Con frecuencia caemos en la actitud del fariseo, somos duros y crueles con los demás, los juzgamos sin piedad, viendo solo los defectos ajenos y no los propios. Nos consideramos justos y perfectos, lo que equivale a falsedad y soberbia.
La Palabra de Dios nos enseña: “No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes. ¿Por qué te fijas en la paja que está en el ojo de tu hermano y no adviertes la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: 'Deja que te saque la paja de tu ojo', si hay una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”, (Mt. 7:1-5).
San Pablo nos advierte: “¡el que se cree muy seguro, ¡cuídese de no caer!”, (1Cor. 10:12) y un proverbio popular dice: “no juzgues a tu hermano hasta que hayas caminado 7 leguas en sus zapatos”.
A veces nos burlamos y criticamos a los demás sin saber qué nos espera. Criticamos el matrimonio de los demás, acusamos al marido de infiel y a la mujer de “rápida”, etc. Criticamos a los hijos de los demás, especialmente si se divorcian, si son alcohólicos, gay o lesbianas, si viven en concubinato o se embarazan de solteras. No se trata de aprobar el pecado donde hubiere, sino de mostrar misericordia y comprensión ante las debilidades del hermano. A veces nos burlamos de los demás diciendo que son pobres porque no quieren trabajar, son vagos, sin embargo no nos detenemos a escuchar el porqué de cada situación, quizás hubo desgracias, enfermedades, juicios o pérdida de empleo, como es común hoy debido a la crisis imperante.
Somos implacables con los demás sin saber qué nos depara el futuro, olvidándonos que también tenemos familia, hijos y podemos perder los bienes.
Cuanto más conocemos y reconocemos nuestras limitaciones, debilidades y pecados, tanto más deberíamos comprender al prójimo y golpearnos el pecho como el publicano diciendo: “Señor ten misericordia de mi pecador”.
Pbro. Dr. José Hazuda"
Todo esto viene a cuento con lo que nos pasa en Villa Elisa, también (y esto va para mi tambien por supuesto) Recordemos estas palabras «No quiero la muerte del pecador sino que se convierta de su conducta y viva» (Ez 33,11). Y también: «Convertíos al Señor Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad» (Jl 2,13)...
Podemos hacer algo además de condenar..
Debemos hacer algo además de condenar...
y sobre todo empezar por nosotros mismos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario