miércoles, 21 de septiembre de 2011
Feliz Primavera
Este es mi regalo del dia del estudiante, un poema de Juana de Ibarbourou. Se que tal vez en la escuela en vez de trasmitirles el gusto por la poesia se las hacen sentir como una obligacion, pero tal vez en algun momento sientan el gusto por ella. Dejense llevar por el ritmo suave que tiene ésta cuando la lean y conéctense con el mensaje de Juana cuando la escribió. San Francisco era un joven muy rico, al que no le faltaba nada y sin embargo se sentia infeliz por dentro, la historia de la vida de Francisco tal vez la conozcan, sino queda para otro dia. A mí me hace llorar de emoción pero les dejo los sentimientos a ustedes. Feliz Primavera y Paz y Bien como dicen los franciscanos.
Relato del beso al leproso
Juana de Ibarbourou
Tardecita de la Umbría
en un mes de primavera
huele el viento a menta fresca,
a viñedos, a hojas nuevas,
a granados florecidos
y a rocío entre la hierba.
Por un camino musgoso
que hacia Asís derecho lleva,
va Francisco Bernardone
de regreso de una fiesta,
silencioso y pensativo,
con su alazán de la rienda.
Gusta de andar, paso a paso,
en la penumbra creciente,
y una emoción nueva y pura,
entre su pecho se enciende,
como una rosa purpúrea,
que lo perfuma y lo hiere.
Tristeza que no se explica,
dulzura desconocida,
desgano de lo que era
hasta ese instante su vida,
entretejida de fiestas
y de mundana alegría.
Mozo gallardo es Francisco,
rico, elegante, lujoso,
galanteador de doncellas,
culto y fino como pocos.
¿Por qué ese hastío que llega
a morderle como un lobo?
¿Por qué tan joven ya siente
que sus caminos son otros?
Hace mucho que unas voces
entre sus sueños le hablan
con acentos misteriosos
que no precisan palabras,
y anda intranquilo Francisco
sin comprender qué le pasa.
Y esa tarde, tan inquieto,
que dejó temprano el baile,
va por la senda ya en sombras
pensando en cosas distantes.
Paso a paso va Francisco,
paso a paso su caballo,
y una dulzura sin nombre
desciende desde lo alto.
Paso a paso anda Francisco,
triste, intranquilo, callado.
De pronto, desde el ribazo
se alza una voz plañidera:
-¡Dadme, por Cristo, una ayuda
antes que de hambre me muera!
Sorprendido paró el mozo,
miró hacia abajo asombrado,
y vio una cara de monstruo
surgiendo junto al vallado.
Y una mano tumefacta,
terrible mano leprosa,
le interceptaba el camino
tendida hacia la limosna.
Hurgó bolsillos y cinto,
abrió la bolsa vacía,
en tanto la boca horrible
desesperada gemía:
-¡Ved, señor, cuanta miseria!
¡Qué interminable agonía!
¡Dios prueba a sus criaturas
en esta tierra de Umbría!
Ni una moneda quedaba
en la escarcela de seda.
Francisco cerró los ojos
pensando en otras monedas
de mayor valor que aquellas
con que pagaba sus fiestas.
Y de súbito inclinóse,
tomó entre sus manos finas
la enorme cara monstruosa
toda de llagas roída,
y un beso, signo celeste,
puso en su horrenda mejilla.
Dio el mendigo un alarido,
mezcla de sollozo y risa
de asombro y deslumbramiento
de gratitud y de dicha,
y palpándose extasiado
la mejilla carcomida,
gritó: -¡Señor, este beso,
Dios en su reino os lo pague!
sólo un divino elegido
limosna tal pudo darme.
Y del rostro de Francisco,
en la noche ya caída
una luz como de aurora
resplandeciente fluía,
en tanto un olor a nardos
por los aires se esparcía,
y un ángel, sin que él le viera,
en la sombra le seguía.
Continuó andando Francisco
sin saber lo que pasaba.
Era feliz como nunca
pensó que a serlo llegara.
¡Y sintió que en ese instante
toda su vida cambiaba!
San Francisco, San Francisco,
que diste un beso al leproso,
¡Cuán grande eres por ello!
¡Cómo eres bello y heroico!
¡Oh San Francisco de Asís,
dulce misericordioso!
viernes, 16 de septiembre de 2011
Bienaventurados...
Estas bienaventuranzas fueron escritas en 1980 y sin embargo nos muestran que cuando se trata del alma el tiempo no tiene que ver. Feliz primavera chicos a disfrutar a pleno cuidandose siempre y cuidando a los amigos...
Bienaventuranzas de la juventud
Mensaje de Mons. Vicente Zaspe
pronunciado durante la celebración del Congreso Mariano Nacional
Mendoza, 1980
Bienaventuranzas de la juventud
- Bienaventurados los muchachos y las chicas que hacen de la vida una ofrenda, un deber y una obligación.
- Bienaventurados los muchachos y las chicas que deciden su futuro orando, consultando y reflexionando.
- Bienaventurados los muchachos y las chicas que postergan su noviazgo hasta consolidar su voluntad, disciplinar su afectividad y madurar su inteligencia.
- Bienaventurados los muchachos y las chicas que optan por una carrera o un oficio para servir mejor a la comunidad.
- Bienaventurada la juventud que se enamora de Cristo y quiere proclamar ese amor.
- Bienaventurada la juventud que sufre cuando la Iglesia y el país padecen, y se alegra cuando la Iglesia y la patria triunfan.
- Bienaventurada la juventud que trabaja por la paz y la que tiene sed y hambre de justicia.
- Bienaventurada la juventud que busca primero el Reino de Dios y lo demás lo considera añadidura.
- Bienaventurada la juventud orante, penitente y eucarística.
- Bienaventurada la juventud que prefiere perder el ojo, el brazo, el pie, si ese ojo, pie o brazo es ocasión de pecado.
- Bienaventurada la juventud que es fría o caliente, porque la tibia será vomitada por el Señor.
- Bienaventurada la juventud que, como María, se hace esclava de la Palabra del Señor.
- Bienaventurada la Iglesia que cuenta con semejante juventud, porque el Señor hará grandes cosas con esa muchachada.
- Bienaventurada la Patria que cuenta con una juventud recreada porque renovará su cultura, sus valores, sus instituciones, sus cuadros sociales, sus líneas de pensamiento, sus fuentes inspiradoras, y sus modelos de vida y recuperará así su identidad nacional y cristiana.
- Felices ustedes, los jóvenes con alma de pobres, porque de ustedes es el Reino de los cielos.
- Felices ustedes los jóvenes que ahora sufren, porque serán consolados.
- Felices ustedes los jóvenes que ahora son incomprendidos, insultados y hasta odiados por la causa del Hijo del hombre, porque les espera una gran recompensa en el cielo.
- Felices ustedes los jóvenes que proclaman la grandeza del señor.
- Felices ustedes que se alegran en Dios el Salvador, porque a ustedes los miró y amó Aquel que es poderoso.
- Felices ustedes, porque ha obrado con los jóvenes cosas estupendas Aquel cuyo nombre es santo y cuya misericordia se extiende de generación en generación.
- A ustedes los colocó Dios en la vanguardia de su nuevo Israel, la Iglesia, para realizar sus designios misericordiosos, como lo había prometido a nuestros padres y a sus hijos por siempre jamás.
Mensaje de Mons. Vicente Zaspe
pronunciado durante la celebración del Congreso Mariano Nacional
Mendoza, 1980
lunes, 5 de septiembre de 2011
Rezando el Rosario
Hoy nos vemos para rezar el Rosario, hagamos esta experiencia tratando de entrar en sintonia con Dios a traves de las palabras de la Virgen y de esta oracion que nos promete muchas bendiciones:
Bendiciones del Rosario
1. Los pecadores obtienen el perdón.
2. Las almas sedientas se sacian.
3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
4. Los que lloran hallan alegría.
5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
6. Los pobres son socorridos.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los ignorantes son instruidos.
9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.
Los beneficios del Rosario
1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
3. Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
4. Nos facilita practicar la virtud.
5. Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
6. Nos enriquece con gracias y méritos.
7. Nos provee con lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.
Palabras del Cardenal Ratzinger -ahora Papa Benedicto XVI-, sobre el Santo Rosario:
"El origen histórico del rosario se remonta a la Edad Media, una época en la que las oraciones normales eran los salmos. Pero por entonces muchas personas no sabían leer, lo que les impedía participar en los salmos bíblicos. Por eso se buscó un salterio para ellas, y se halló en la oración a María con los misterios de la vida de Jesucristo ensartados a modo de perlas de un collar.
Afectan al que reza de una forma meditativa, en la que la repetición tranquiliza el alma, y aferrarse a la palabra, sobre todo a la figura de María y a las imágenes de Cristo que pasan ante uno mientras tanto, sosiega y libera el alma y le concede la visión de Dios.
De hecho, el rosario nos integra en ese saber primitivo en el que la repetición forma parte de la oración, de la meditación, en el que la repetición significa una forma de adentrarse en el ritmo del sosiego. Lo que importa no es tanto seguir con esfuerzo cada palabra de manera racional, sino todo lo contrario: dejarse llevar por la calma de la repetición, por lo cadencioso. Máxime teniendo en cuenta que no se trata de palabras vacías. Traen a mis ojos y a mi alma grandes imágenes y visiones y, sobre todo, la figura de María, y a través de ella la de Jesús.
Esas personas de las que hablábamos tenían que trabajar duramente. Al rezar, no podían emprender además grandes rutas intelectuales. Al contrario, necesitaban una oración que las tranquilizase, que las distrajera, que volviera a arrancarlas de sus preocupaciones y les mostrara el consuelo redentor. Creo que esa experiencia primitiva de la historia de las religiones, la de la repetición, del ritmo, de la palabra común, del coro que me lleva y se eleva y llena el espacio, que no me atormenta sino que me tranquiliza, consuela y libera; esa experiencia primitiva se ha cristianizado aquí por entero en el contexto mariano y en la aparición de la figura de Cristo al hacer rezar a las personas con enorme sencillez, enterándose al mismo tiempo del rezo, trascendiendo el ámbito intelectual al adentrarse el alma en las palabras.
Lo rezo (el rosario) con gran sencillez, igual que lo hacían mis padres. A los dos les encantaba el rosario. Y mucho más a medida que envejecían. Cuanto más envejece uno, menos esfuerzos intelectuales se pueden hacer, y más se necesita un refugio interno y adentrarse en la oración de la Iglesia. Así que yo lo rezo tal como lo rezaban ellos".
Bendiciones del Rosario
1. Los pecadores obtienen el perdón.
2. Las almas sedientas se sacian.
3. Los que están atados ven sus lazos desechos.
4. Los que lloran hallan alegría.
5. Los que son tentados hallan tranquilidad.
6. Los pobres son socorridos.
7. Los religiosos son reformados.
8. Los ignorantes son instruidos.
9. Los vivos triunfan sobre la vanidad.
10. Los muertos alcanzan la misericordia por vía de sufragios.
Los beneficios del Rosario
1. Nos otorga gradualmente un conocimiento completo de Jesucristo.
2. Purifica nuestras almas, lavando nuestras culpas.
3. Nos da la victoria sobre nuestros enemigos.
4. Nos facilita practicar la virtud.
5. Nos enciende el amor a Nuestro Señor.
6. Nos enriquece con gracias y méritos.
7. Nos provee con lo necesario para pagar nuestras deudas a Dios y a nuestros familiares cercanos, y finalmente, se obtiene toda clase de gracia de nuestro Dios todopoderoso.
Palabras del Cardenal Ratzinger -ahora Papa Benedicto XVI-, sobre el Santo Rosario:
"El origen histórico del rosario se remonta a la Edad Media, una época en la que las oraciones normales eran los salmos. Pero por entonces muchas personas no sabían leer, lo que les impedía participar en los salmos bíblicos. Por eso se buscó un salterio para ellas, y se halló en la oración a María con los misterios de la vida de Jesucristo ensartados a modo de perlas de un collar.
Afectan al que reza de una forma meditativa, en la que la repetición tranquiliza el alma, y aferrarse a la palabra, sobre todo a la figura de María y a las imágenes de Cristo que pasan ante uno mientras tanto, sosiega y libera el alma y le concede la visión de Dios.
De hecho, el rosario nos integra en ese saber primitivo en el que la repetición forma parte de la oración, de la meditación, en el que la repetición significa una forma de adentrarse en el ritmo del sosiego. Lo que importa no es tanto seguir con esfuerzo cada palabra de manera racional, sino todo lo contrario: dejarse llevar por la calma de la repetición, por lo cadencioso. Máxime teniendo en cuenta que no se trata de palabras vacías. Traen a mis ojos y a mi alma grandes imágenes y visiones y, sobre todo, la figura de María, y a través de ella la de Jesús.
Esas personas de las que hablábamos tenían que trabajar duramente. Al rezar, no podían emprender además grandes rutas intelectuales. Al contrario, necesitaban una oración que las tranquilizase, que las distrajera, que volviera a arrancarlas de sus preocupaciones y les mostrara el consuelo redentor. Creo que esa experiencia primitiva de la historia de las religiones, la de la repetición, del ritmo, de la palabra común, del coro que me lleva y se eleva y llena el espacio, que no me atormenta sino que me tranquiliza, consuela y libera; esa experiencia primitiva se ha cristianizado aquí por entero en el contexto mariano y en la aparición de la figura de Cristo al hacer rezar a las personas con enorme sencillez, enterándose al mismo tiempo del rezo, trascendiendo el ámbito intelectual al adentrarse el alma en las palabras.
Lo rezo (el rosario) con gran sencillez, igual que lo hacían mis padres. A los dos les encantaba el rosario. Y mucho más a medida que envejecían. Cuanto más envejece uno, menos esfuerzos intelectuales se pueden hacer, y más se necesita un refugio interno y adentrarse en la oración de la Iglesia. Así que yo lo rezo tal como lo rezaban ellos".
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